Una de mis estudiantes me comentó lo que le fascinó de esta gran cantante a la que fue a ver en un concierto. Su expresión exacta no la recuerdo pero era algo así como que
“no fue perfecta, pero se proyectó con ¡tanta seguridad¡ y se notaba que disfrutaba lo que estaba haciendo, por eso lo disfruté y me encantó”
Unos días más tarde llegó alguien a mi salón, luego de presentar en público una pieza que había trabajado arduamente. Su expresión al evaluarse a sí misma fué (y esta sí la recuerdo textualmente): si yo hubiese pagado como público ese día por escuchar una cantante como yo, hubiese pedido que me devolvieran mi dinero porque no pude sostener esa nota final todo el tiempo que se suponía…
What?!!!!
Antes de entrar al escenario es muy importante revisar nuestras expectativas. Hay cantantes que se frustran porque esperan poder tener una ejecución perfecta, con técnica impecable, interpretación intensa de principio a fin y una imagen segura y muy artística. Eso es excelente. Es importante recordar que la técnica vocal maximiza lo que tu instrumento puede hacer y es clave para protegerte cuando tu voz no está en las mejores condiciones, pero no está diseñada para crear “robots” o cantantes perfectos. Soy de las que piensa que a la gente le gusta ver en el escenario a seres humanos con defectos y virtudes como ellos. Con cualidades tan humanas que les permitan identificarse.
Entonces se trata de disciplinarse en un proceso de preparación estructurado y responsable. A la hora en que suba el telón esa preparación estará disponible para ti y podrás fluir con una libertad que es humana, por consiguiente no estará exenta de errores. Ya verás que no es la perfección, es esa mezcla balanceada entre disciplina y humanidad lo que te hará merecedor del "standing ovation”.
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