No esperes a que te persiga el perro para avanzar....
- Eileen Larracuente
- 23 abr
- 4 Min. de lectura

Estaba terminando de caminar mis tres millitas nocturnas cuando de repente un perro apareció y comenzó a correr hacia mí con determinación. No me di cuenta de dónde salió, pero sus ladridos fueron suficientes para activar mi adrenalina. Hasta ese momento solo caminaba rápido. No sólo corrí como nunca antes, sino que también coordiné la apertura del portón eléctrico con el control que llevaba en la mano. Justo antes de entrar a la casa me armé de valor para mirar hacia atrás solo para darme cuenta de que no había nadie persiguiéndome. Prometo que de verdad escuché y vi venir al perro. No sé que pasó en el camino con el. Pero sé lo que pasó conmigo....
Ese día rebasé por mucho el tiempo en que me había estancado por semanas. Si alguien me hubiese propuesto que corriese así para mejorar mi tiempo, le hubiese asegurado que no lo hacía para evitar un ataque cardiaco y una muerte súbita.
Pues mira, no me morí. ¡AVANCÉ!!!
Todo tiene su proceso de progreso y crecimiento. Y muchas veces, es importante apuntarse a caminar esos procesos al paso y no apresurarse para obtener un resultado saludable y completo. Pero hay que saber cuando es momento de atreverse a avanzar y retarse a mas.
Mientras estudiaba en el Conservatorio de Música de Puerto Rico comencé a trabajar una pieza que yo encontraba super retante. Pero mi maestra me la asignó y me apunté a la empresa sin preguntar ni saber con qué propósito me la dio. Trabajó conmigo por semanas el manejo del espacio y la resonancia que requería esta pieza.
Escuchaba sus indicaciones, asentía e intentaba seguirlas, sin ver resultados significativos. Durante la última clase me dijo que tenía expectativas de que presentara la pieza en el próximo concierto de estudiantes pero que no estaba segura de que la tuviera lista a tiempo.
Siempre estudiaba y era muy disciplinada pero esas palabras fueron suficientes para que me encerrara a estudiar como nunca. Mientras practicaba el mismo pasaje por enésima vez en un cubículo del Conservatorio, de repente algo hizo "click". De pronto encontré ese espacio, ese color, esa sensación que mi maestra había estado describiéndome. La emoción fue tal que salí corriendo al salón, interrumpiendo sin querer la clase de una compañera, y exclamé:
"¡Susan, mira lo que encontré!" Y le canté el pasaje.
Ella sonrió cándidamente y me dijo con ese acento suyo inconfundible: "I've been telling you that for about 2 months... There you go! Good job!"
No sabía si reírme o llorar. Tantas semanas de repetición y de repente algo se alineó y mi voz encontró su camino.
El desarrollo vocal no es una progresión lineal. Tiene altibajos, mesetas y momentos de avance repentino que suelen sorprendernos. Los impulsos que nos empujan más allá de nuestros límites autoimpuestos pueden venir de cualquier parte, y a veces son precisamente las situaciones de presión las que nos revelan capacidades que no sabíamos que teníamos.
Es importante saber provocar esos momentos de ¨empuje¨ en tu proceso de estudio vocal.
Te comparto algunos ¨tips¨ que te pueden funcionar:
Estandariza tu proceso de estudio, no tus resultados. Concéntrate en repetir el mismo enfoque técnico en cada sesión, en lugar de obsesionarte con alcanzar la misma nota o el mismo color. He visto que la consistencia en el proceso es lo que produce resultados, no la ansiedad por conseguirlos.
Documenta tus pequeños avances. Anota esas pequeñas victorias: "Hoy mantuve el apoyo durante toda la frase", "Encontré más resonancia en la zona del passaggio". Estos registros te ayudarán a ver tu progreso cuando sientas que estás estancado.
Crea tus propios desafíos. No esperes a que el perro salga a tu encuentro; sal tu a buscarlo. Inscríbete a una audición aunque no te sientas 100% listo. Prepara una pieza ligeramente por encima de tu nivel actual. Lo he visto una y otra vez: necesitamos esa adrenalina para descubrir nuevas capacidades.
Acepta los ritmos naturales de aprendizaje y despierta tu intuición para saber cuando puedes retarte a más. Tu voz, como la mía, se desarrolla en ciclos: períodos de avance rápido seguidos por momentos donde parece que nada sucede. Durante estas mesetas, confía en el proceso y sigue practicando con la misma disciplina. Aprende a conocer tu voz para saber cuando exigirle más.
Enfócate en la memoria cognitiva. Contrario a lo que muchos piensan, no existe tal cosa como "memoria muscular". ¡Los músculos no piensan, no tienen memoria! Lo que realmente desarrollamos es una memoria cognitiva. Nuestro cerebro aprende patrones, sensaciones y movimientos que luego los músculos reproducen. Por eso es tan importante prestar atención consciente a lo que funciona: qué sensaciones experimentas cuando logras ese sonido ideal, qué postura adoptas, cómo respiras. Tu cerebro necesita registrar estos detalles para poder reproducirlos después.
Al final, tu voz tiene su propio tiempo y su propio camino. Pero la comodidad rara vez nos empuja a mejorar. Es en esos momentos donde nos retamos o nos vemos obligados a ir más allá de los límites habituales donde descubrimos que hace rato quizás hubiesemos podido avanzar más.
No esperes a que la presión te encuentre para descubrir que puedes lograr un mayor progreso.
El asunto es saber que no tienes que esperar a que te persiga el perro.
Puedes correr.... Y no te vas a morir.
¡Vas a avanzar!
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