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Foto del escritorEileen Larracuente

El hábito sí hace al monje


El secreto del éxito esta en lo que haces y en como te proyectes a diario. No vas a trascender y progresar hasta que cambies y revises las cosas que haces diariamente.


Crear patrones de conducta que respondan a las metas que nos proponemos parece ser algo lógico, pero por alguna razón tenemos la tendencia a pensar que podemos continuar con nuestra rutina habitual y esperar obtener resultados no habituales.


Hablando con uno de mis estudiantes esta semana recordé una anécdota que le escuché a un amigo hace un tiempo.


Resulta que este amigo se dedica en las noches a ayudar a personas sin hogar proveyéndoles comida, aseo, medicinas o cualquier tipo de necesidad que puedan identificar.

Un día encontró a un hombre con su ropa rota y maloliente y le llevo a las oficinas del programa con el que trabajaba donde habían duchas y ropa nueva y limpia. El hombre recibió la ropa con mucha alegría y entro a bañarse. Salió diferente. Peinado, bañado y con ropa limpia. Pero al acercarse mi amigo notó que, aunque se había bañado y puesto ropa limpia, despedía el mismo mal olor que antes de bañarse.  

Extrañado se acercó para darse cuenta de que el hombre se había bañado y se había puesto la misma ropa maloliente que traía, entonces por encima de esa, se puso la ropa nueva y limpia.

En este caso el hábito de esta persona era su habito. Se vestía, por costumbre o por hábito con el mismo hábito, con la misma ropa. Aunque tuviese disponible ropa nueva.


Para conseguir cambios reales que nos acerquen a lograr las cosas que nos proponemos, necesitamos comprender 2 cosas importantes:


1. Necesitamos desprendernos de costumbres (hábitos) que no nos ayudan.

No puedes quedarte adherido a las cosas que hasta ahora te han retrasado y pretender avanzar.  

No es posible.


2. Necesitamos asumir nuevas costumbres (hábitos) que nos ayuden y nos proyecten hacia las cosas que queremos lograr.

Esto cambiara la manera en que te percibes y también la manera en que te perciben los demás.


Esto es importante porque visualizarte es un ejercicio determinante a la hora de comenzar a caminar hacia tus metas. Pero también es importante que la gente que te rodea comience a ver en ti la determinación y el deseo que hará que se conviertan en un grupo importante de apoyo, que te impulse y crean junto contigo que lo que te propones será posible.


Entonces, si quieres trascender, recuerda que el hábito -tanto el hábito como aquello que haces de manera habitual o por costumbre, y el hábito como lo que es visible a los demás- es trascendental para determinar tu progreso hacia todo lo que quieres ser.


Ambos son importantes: lo que haces por costumbre y lo que proyectas.

De cualquier modo y como quiera que lo veas, "el hábito sí hace al monje".


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