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Foto del escritorEileen Larracuente

Pónle nombre... ...si quieres que permanezca

Actualizado: 30 ago 2019


¨La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón." H. Hendricks

Era una conexión inexplicable. Yo la pensaba y ella me llamaba diciendo que me tenía en su mente o viceversa.


Mi primera maestra de canto y yo teníamos esa conexión del corazón. Es que habíamos invertido mucho tiempo creando un idioma común. Un idioma lleno de imágenes que nos permitieran traducirnos por dentro. Porque cantar ocurre por dentro. Como todas las transformaciones importantes y permanentes comienza de adentro hacia afuera.


Una vez conoces la fisiología de la voz y su función, entonces comienza la experiencia. Cuando empiezas a practicar y a intimar con tu voz, te das cuenta de que tu imaginación y el ejercicio de verbalizar las cosas, son muy necesarios para relacionarte con ese mundo de tus adentros.


En mi clase de canto mi maestra me hablaba de los colores de la voz. ¿Cómo algo que no puedes ver puede tener colores? Hablábamos de dirigir el sonido por los ojos, ¿si la boca es la que emite el sonido, cómo va a salir el sonido por los ojos?


Se hablaba de abrir el espacio de un bostezo al respirar, de una columna por dentro, de la punta de la voz y de tantas otras cosas que percibíamos que ocurrían por dentro, a las que le poníamos nombre para relacionarnos mejor con ellas.

Estudiar y conocer tu voz demanda que te atrevas a usar imágenes y palabras para visualizar lo que sientes, lo que escuchas, como te alineas….. Esto, según tú lo percibas.


Mis estudiantes saben que siempre que consiguen poner en práctica en la clase algo que estábamos buscando, (¡luego de celebrarlo!) les pido que lo pongan en su idioma, en sus propias palabras, que lo verbalicen inmediatamente, que lo traduzcan. Porque muy temprano aprendí que nombrar las cosas, decirlas, verbalizarlas, ponerlas en tus propias palabras, hace que se perpetúen más fácilmente. Así conseguimos hacerlas permanentes.


Susan, mi maestra, me dejó un conocimiento técnico-vocal que se ha perpetuado y transformado, pero también un legado de vida.

La última vez que nos vimos, hicimos lo que teníamos por costumbre hacer: traducir, poner en palabras lo que ocurría por dentro. Esta vez le dije cuanto la amaba, cuanto le agradecía, cuanto le debía, cuanto había aprendido de ella…

Así como cuando pienso en los colores de mi voz o en el sonido por los ojos, encuentro la técnica que mi maestra me enseñó; cada vez que pienso en todas las cosas que pusimos en palabras y nos dijimos ese ultimo día, la encuentro a ella.



Atrévete a verbalizar (aunque suene un poco extraño) lo que sientes cuando estas estudiando y alineando tu voz.


¡Así harás de tu técnica una permanente!

Y para la vida….

Atrévete a verbalizar (aunque suene un poco extraño) lo que sientes en los momentos importantes y por la gente importante en tu vida.

¡Así permanecerán contigo para siempre!!



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